¡Que no te engañen con la educación de tu hij@!

¿Recuerdas cuando de niñ@ todo te parecía nuevo, te encantaba despertar sin saber lo que el día te traería, salías a la calle para ver que aventura te esperaba? Yo recuerdo que, lo que más me encantaba era salir con el propósito de ir a algún lado y verme atrapada por algo en cualquier otro lado. ¿Nunca te ha pasado? Igual salías de casa queriendo ir al parque a jugar. Sin embargo, en medio de tu paseo al parque, te paras a saludar a un amigo que está intentando crear algo, experimentar algo que su cabeza había ideado y tú de pronto te veías atrapado en su idea y le ayudabas en su propósito. Experimentabas con todo lo que daba la naturaleza. Gusanos, bichitos, agua, arena, lo que sea. ¡Que fantástica era la vida! El tiempo pasaba deprisa, de lo mucho que disfrutabas y cuando se apagaba el sol, volvías a casa con una sabiduría más, o dos o tres. Yo me decía a mí misma, que cuando fuera mayor, el sol no me interrumpiría en seguir experimentando la vida y pensaba que las ideas tan fabulosas que me llegaban con sólo ver algo, jamás se me acabarían.

Sin embargo, la realidad es otra. Uno mismo se apaga el sol para toda la vida persiguiendo el sueño de otros, siguiendo a la masa para no ser diferente. Ahora buscas ideas nuevas para poder seguir adelante en la vida, pero no te llegan. Siempre en busca de la mejor forma de buscar trabajo, de adquirir títulos para conseguir un mejor empleo, de lidiar con las facturas y la hipoteca, de dar a tu hijo una vida bonita, de encontrar tiempo para estar con tu familia, ver como tu entorno pelea con sus problemas, la necesidad de la gente de ser mejor que los demás, la competitividad, etc. La vida se convierte en un mapa de sobrevivencia y tú eres el protagonista. La felicidad se queda atrás en la infancia y deja paso a la frustración, celos, inseguridades, miedos, infelicidad.

¿Por qué no podemos seguir siendo los eternos aventureros que no saben lo que les trae el día? ¿Por qué no luchamos por lo que nos apasiona? ¿La vida realmente es para ser vivida día tras día prácticamente igual? El sistema nos roba las ilusiones y nos guía hacía una vida que los gobiernos necesitan para sus objetivos. Y el comienzo de la frustración llega con la escolarización. Nos hacen ver que quien no va al colegio es un inculto. Pero la vida misma siempre te lleva a descubrir lo que necesitas saber, en el momento en que lo necesitas. ¿Alguna vez has recurrido a la sabiduría adquirida en el colegio para resolver un problema? Yo pienso que yo no. Como mucho en multiplicar, restar, sumar y leer. Y para ello no hacen falta 12 años de estudio.

¿No sería mejor, invertir el valioso tiempo en aprender lo que a cada persona le interese realmente? Porque cada persona es diferente y tiene diferentes aficiones y habilidades. La inteligencia está en ayudar a cada individuo a realizarse según sus habilidades. Porque solo quien se dedica a lo que le gusta puede seguir dedicándose a seguir averiguando como poder mejorar lo que tanto interés le da.

Imagínate a Edison, el hombre ha tenido más de 1000 intentos fallidos antes de lograr que la bombilla prendiera. Si no hubiera sido su pasión, su interés, ¿realmente crees que habría llegado a realizar su sueño de esa idea, de que se podría tener luz sin encender una vela? Porque de haber sido un hombre obligado a meterse en un lugar a investigar cómo lograr la idea de otro, igual al intento numero 20 ya habría desistido. Ninguna persona, ningún genio ha logrado maravillas persiguiendo sueños de otros. Sin embargo justo eso es lo que nos hacen en las escuelas. Estudiar para lograr algún día un sueldo. Si eres inteligente y buen estudiante igual puedes optar por un sueldo más alto. Sin embargo la mayoría de los genios eran malísimos en el colegio. Fíjate en Albert Einstein. Su profesor decía que era un estudiante penoso. Pero ese estudiante penoso llego a descifrar, que todo lo que nos rodea es energía. Consiguió un premio Nobel.

No nos damos cuenta, de que el sistema necesita tenernos controlados, necesitan mantener el poder sobre nosotros.

El 98% de los niños nacen genios. A la edad de los 10 años tan solo lo siguen siendo un 10%. Esa triste realidad hace que los jóvenes se frustren y no sientan la necesidad de realizarse a sí mismo. Pensamos que tenemos que controlarles para que no se conviertan en personajes malévolos, sin trabajo o lleguen a tener una mala vida de robos, drogas, alcohol y violencias.

Cuando la respuesta está en darles libertad. Libertad de expresarse, de experimentar sus grandiosas ideas, de realizarse. Pero claro, nos falta el tiempo de escucharles porque vamos muy estresados. Es mejor meterlos en una escuela, en donde están cuidados y así podemos trabajar para pagar el piso, el coche, los impuestos, los caprichos. Nosotros hemos tenido que pasar por ahí, pero podemos lograr un mejor futuro para nuestros hijos. No juzgo a nadie por la falta de información, porque simplemente cuando a alguien se le niega la información, no puede hacerlo mejor de lo que sabe.

Nos han enseñado como hay que ser, ser como la sociedad nos acepta, no salir del marco para que no nos juzguen y así nos forman desde la niñez, también a nuestros padres, a nuestros abuelos, a nuestros bisabuelos. Crecemos con la venda en los ojos, haciendo lo que nos dicen sin rechistar y les pasamos la "sabiduría" a nuestros hijos. Las notas en el cole no dicen si tu hijo es inteligente o no. Tan solo califican lo que no le interesa a tu hijo. No es posible que todo el mundo tenga el mismo interés en lo mismo. Sin embargo les reñimos por malas notas y les comparamos con sus compañeros. Les quitamos valores y les hacemos sentir inferiores a lo que realmente son.

Dejemos atrás ese pensamiento falso sobre el colegio y demos interés a lo que nuestros hijos nos tengan que decir. ¿Tú no has buscado toda tu vida la felicidad y no la has llegado a encontrar? Pues no dejes que tu hijo busque por el mismo camino. Ayúdale a que encuentre el suyo, pero con amor y apoyo. Valora le al 100% cómo lo que es. Un ser único, individual con mucho futuro por delante. Un real genio, si no le cortas las alas.